Hoy se celebra el día del diseño industrial.
Nadie duda que la apariencia externa de los productos, lo que conocemos coloquialmente por diseño, es hoy en día un elemento imprescindible en las estrategias de las empresas. Los productos han de ser innovadores desde el punto de vista técnico y complacer en cuanto a la relación calidad-precio, pero además el consumidor ha de percibir en ellos un look and feel diferencial.
Si el diseño es válido, porque es novedoso y es singular, recibe de nuestro ordenamiento jurídico la protección necesaria a fin de que su creador pueda beneficiarse de su explotación en exclusiva, directamente o a través de licencias a favor de terceros. Dicha protección se extiende de forma menos rigurosa durante tres años en caso de que el diseño no esté registrado, y es más reforzada y de mayor duración (hasta 25 años), si se accede a su registro. De ahí que cada vez sean más quienes hagan uso de los mecanismos dispuestos por la normativa para proteger sus diseños mediante el registro. A modo de ejemplo, se calcula que en 2019 se presentaron en todo el mundo 1,04 millones de solicitudes de registro de diseños, que contienen 1,36 millones de diseños. Sólo la Oficina de PI de China recibió solicitudes que contienen más de 711.600 diseños, lo que representa el 52,3% del total mundial. Le sigue la EUIPO con 113.300 diseños, y a continuación las Oficinas de PI de Corea (69.300), Estados Unidos (49.800) y Turquía (46.200). (Fuente: Informe sobre los indicadores mundiales de propiedad intelectual -wipo.int-)
Una cifra para nada modesta, al margen que el dato no es del todo representativo debido a que en sectores en los que los diseños son prioritarios desde el punto de vista estratégico, como la moda, es práctica habitual no acceder a su registro por temas de confidencialidad y coste.
Será que Steve Jobs tenía razón, y el diseño es el alma de todo lo creado por el hombre
Autor: Ana Soto pino